Víctimas de choques sufren viacrucis en espera de traslado a hospital del INS | La Nación

2022-05-28 08:04:52 By : Ms. bing fan

Rosario Camacho Zúñiga, de 33 años, pasó los peores cuatro días de su vida en el servicio de Emergencias del Hospital San Rafael de Alajuela.

Sucedió este año, entre el sábado 16 y el miércoles 20 de setiembre.

A Alajuela llegó referida del hospital de San Francisco de Asís, en Grecia, con diagnóstico de huesos de pierna y brazo izquierdos fracturados, tras ser chocada por otro automóvil mientras conducía su Nissan modelo 99 de Tacares de Grecia hacia Atenas.

Rosario Camacho es oriunda de Pejibaye de Jiménez (Cartago) y una de los 10 hijos de un agricultor y una ama de casa. Tuvo que trabajar de empleada doméstica para financiar los estudios que le permitieron graduarse como docente de Matemática en la Universidad Nacional. Estaba comenzando sus estudios de maestría para enseñar en línea cuando sufrió el accidente. RAFAEL PACHECO (Rafael PACHECO GRANADOS)

Durante esos cuatro días y mientras esperaba que la trasladaran al hospital del Trauma, en La Uruca, Rosario permaneció con la misma bata y ropa de cama que le pusieron el sábado de su ingreso.

Según contó a La Nación, se vio obligada a rogar al personal que tuviera compasión de ella, la bañara y le cambiara el pañal sucio. Además, aseguró, tuvo que soportar que una coordinadora de Enfermería le gritara frente a todos por haberse orinado.

Esta docente de Matemática y Estadística en el colegio de Labrador de Orotina y en la Universidad Técnica Nacional, en Balsa de Atenas, es una de las miles de víctimas de percances viales que primero son atendidas en un hospital de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), antes de ser trasladadas al Hospital del Trauma (Hdt), a cargo del Instituto Nacional de Seguros (INS).

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Así lo indica el protocolo. Incluso, hay una norma que obliga a las ambulancias de la Cruz Roja a llevar a las víctimas de accidentes de tránsito al hospital público más cercano.

Tras ser estabilizados en un hospital de la Caja, pasan al del Trauma para recibir la atención que les corresponda según la cobertura que le dé su póliza.

El HdT atiende a quienes tienen algún tipo de cobertura a cargo del INS, entre ellos, el seguro obligatorio de automóviles, conocido por sus siglas como SOA.

Si la póliza es básica –¢6 millones– se corre el riesgo de que la cobertura se agote cuando son lesiones graves o, como en el caso de Rosario, se retrase el traslado al Hospital del Trauma.

"Permanecí tres días en la misma camilla, en un pasillo. Luego me pasaron a un cuarto, que seguro alguna vez fue bodega, sola. Nadie me explicó nada. Cero información.

"Nunca vi a un ortopedista. Solo me pusieron un suero en el brazo derecho, supongo que era para el dolor, pero no me hizo efecto porque era insoportable. Ni me hicieron toma de signos o temperatura o llegaron a preguntar cómo me sentía. ¡Nada!", relata Rosario.

Así quedó el Nissan 1999 de Rosario Camacho, la tarde del 16 de setiembre pasado. Fue chocado por otro carro. Era su primer auto. Las lesiones que sufrió esta docente de Matemática la mantienen fuera de su trabajo en el colegio de Labrador de Orotina y en la UTN. Además, depende de la buena voluntad de amigos y familiares para venir hasta San José por la terapia. FOTO CORTESÍA (Ángela Ávalos)

Camacho atribuye la necrosis en su tobillo izquierdo a una terapia equivocada que le dieron en el Hospital San Rafael, donde improvisaron, según ella, una pesa con ayuda de una funda de almohada y se la amarraron al pie sin los respectivos ajustes según su peso.

Esto lo supo después, al llegar al Hospital del Trauma, donde le pusieron una pesa "de verdad", y al ver al personal de ese otro centro de salud preguntarse, entre risas, "¿quién hizo esto?".

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Lo que más le sorprendió a Camacho fue conocer, días después, lo que le cobró la CCSS al INS por esos cuatro días de viacrucis: ¢1,8 millones.

"¿Por esa atención? Yo solo tenía la póliza que uno paga con el marchamo –un seguro básico por ¢6 millones–. Antes de salir del hospital de Alajuela, mis familiares me informaron de que debía depositar ¢1,3 millones como requisito para que me trasladaran al INS", agregó.

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Su brevísimo paso por el Hospital del Trauma incluyó una única operación donde le intervinieron pierna y brazo izquierdos a la vez, y una sesión de rehabilitación que costó ¢15.000 por solo indicar cómo encender y apagar el botón de emergencia, y sentarse a la orilla de la cama, según la factura que luego le mostraron.

El Hospital San Rafael de Alajuela fue el primero de los cuatro hospitales de la Caja que al día de hoy tienen una plataforma para coordinar con el INS el traslado de las víctimas de accidentes de tránsito.

Los otros tres centros de la Caja con plataforma son el hospital San Juan de Dios, el Calderón Guardia y el México.

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Al conocer la experiencia de Rosario Camacho, el director de ese hospital, Francisco Pérez Gutiérrez, se mostró muy sorprendido.

"Me preocupan dos cosas: lo que tardó para ser trasladada y el maltrato del personal. ¡Esto no es posible permitir que suceda! Si existe esto, yo tendría que ver qué paso. Le solicito que haga una denuncia formal", afirmó Pérez.

Gran parte de la terapia de rehabilitación y de las curaciones de una úlcera que se le hizo en el pie izquierdo, Rosario Camacho, de 33 años, las ha tenido que costear con los ahorros que tenía para seguir con sus estudios. RAFAEL PACHECO (Rafael PACHECO GRANADOS)

El director explicó que la ubicación de esa plataforma busca dos objetivos:

Rosario hizo lo posible por salir pronto del San Rafael. Se valió de la ayuda de compañeros de trabajo para conseguir un espacio en el hospital del Trauma, adonde llegó cuatro días después de haber sufrido el accidente.

Ahí fue donde se dio cuenta del error que cometieron al colocarle una "pesa hechiza", que le ulceró el pie. También conoció la causa del intenso ardor que sufría en espalda y nalgas: ni en el hospital de Grecia ni en el de Alajuela, le quitaron los pedazos de vidrio del parabrisas que le quedaron incrustados después del choque.

En Trauma la operaron exactamente siete días después de haber sufrido el accidente.

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"Vecinos de salón me contaron que habían pasado hasta 15 días esperando su traslado a Trauma. Una señora de Guápiles, con una fractura parecida a la mía, estuvo dos semanas esperando el traslado y sufrió la misma historia de maltrato.

"Otra pareja de esposos, víctimas de un accidente, vivieron algo parecido y, lo peor, estaban en el mismo hospital sin poder verse el uno al otro", contó Rosario.

La relativa buena atención que percibió en el hospital del INS quedó en suspenso cuando, el domingo después de operada, le informaron a Rosario Camacho que tenía la salida. No habían transcurrido ni 24 horas de su operación.

"Supe que me habían operado, pero nadie llegó a explicarme qué me hicieron y cómo quedé. Cuando entendí que no me iban a ayudar y que tendría que asumir la terapia por mi cuenta, acepté la salida", agregó.

Su vida, desde entonces, ha sido un sube y baja. Ella, una mujer independiente, con sueños por cumplir, fotógrafa autodidacta, ahora depende de familiares y amigos para continuar con su recuperación.

La entrevista para este artículo se realizó en casa de unos amigos, en Santo Domingo de Heredia, quienes le prestaron un cuarto para que pueda continuar su terapia de rehabilitación en La Uruca, San José, sin tener que viajar desde Palmares, en donde reside temporalmente con una de sus diez hermanos.

El subgerente del INS, Luis Fernando Campos Montes, lamentó un caso como el de Rosario y espera que sea una excepción pues asegura que en los últimos años se han realizado esfuerzos para reducir los plazos de espera en el traslado desde hospitales de la Caja.

"El modelo de atención que ofrece el INS es diferente al que ofrece la CCSS. Hemos hecho giras para ver por qué es tan lento el traslado de hospitales. Uno se encuentra que hay mucho médico que no entiende cómo opera un seguro o, lo peor, el SOA, que tiene un límite de cobertura.

"Tenemos que ser altamente resolutivos y eficientes en el uso de los recursos. Hay plataformas de servicios en cuatro hospitales: tres nacionales y el de Alajuela. Pero no es solo en esos cuatro hospitales donde nos interesa realizar esa coordinación. Estamos en proceso de firmar un convenio con la CCSS sobre esto", aseguró Campos.

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Vera Tenorio, directora del proceso transversal de Enfermería en el INS, explicó que los hospitales con plataforma manejan horarios que facilitan el traslado, y prometió reforzar la calidad de la atención en estos sitios para que no se repitan historias como la de Rosario:

Para estas plataformas, se está gestionando con Recursos Humanos del INS la apertura de un segundo turno, y en paralelo se están solicitando los estudios para ver si ahí se pueden cubrir las 24 horas.

Rosario no está sola en este largo y doloroso peregrinaje en busca de la rápida atención tras un accidente de tránsito.

En Turrialba vive Daniel Bustos, luchador profesional de 31 años, quien sufrió un accidente en su motocicleta el 19 de julio anterior.

El atribuye la pérdida de uno de los dedos de su pie derecho al retraso en la atención pues antes de llegar al Hospital del Trauma –donde le amputaron el dedo– pasó por dos hospitales de la CCSS con una atención que él califica de mala calidad.

Daniel Bustos (centro) sufrió accidente tras el cual sufrió la amputación del dedo de su pie derecho. Es deportista profesional en lucha, y esto ha afectado su rendimiento. CORTESÍA (Ángela Ávalos)

Su póliza de ¢6 millones apenas le alcanzó para un mes de tratamiento en el hospital del INS. Las terapias para volver a funcionar como deportista profesional las ha tenido que pagar de su propio bolsillo.

El relato de su peregrinaje lo hizo mientras intenta recuperar un poco de su condición física y de su capacidad económica para retornar un poco a la normalidad.

"La ambulancia llegó como 30 minutos después del accidente, que fue en Moravia (San José). Me llevaron al Calderón Guardia y ahí pasé de las 3 p.m. hasta las 10 p.m. prácticamente sin que me hicieran nada, acostado en una camilla, en el pasillo. Me dieron pastillas para el dolor que, por supuesto, no me aliviaron.

"Sin mayores explicaciones, me enviaron al hospital de Cartago por ser yo de Turrialba. Ahí llegué a las 11:30 p.m. del mismo día del accidente, y me hicieron un lavado quirúrgico, me suturaron la lesión en el pie derecho y, según ellos, me estabilizaron.

"Sin embargo, pasé dos días en una camilla, en el pasillo de emergencias, sin que me volvieran a cambiar el vendaje ni mayor tratamiento contra el dolor. Solo porque me moví, logré trasladarme al Hospital del Trauma hasta el segundo día de estar internado en Cartago.

"Ahí en Cartago la pasé muy mal, con mucho dolor y en un lugar inadecuado. Justo al frente de lo que era Emergencias, en el área de Pediatría. Fueron dos días donde no pude dormir", relató Bustos.

Daniel Bustos sufrió chocó en su motocicleta el 19 de julio. Pasó por dos hospitales de la CCSS antes de llegar al hospital del Trauma, donde correspondía por tener seguro obligatorio de vehículos. Ahí, le amputaron un dedo de su pie derecho, que resultó fracturado con el choque. CORTESÍA (Ángela Ávalos)

Al vencer su póliza, ya no tiene cobertura del INS. Y no pretende volver a vivir lo que para él fue una pesadilla en los hospitales de la CCSS.

"El seguimiento lo estoy pagando por aparte, porque en la Caja el ortopedista que me vio me dijo que iba a quedar así (renqueando). Tuve que pagar un ortopedista privado quien me dio consejos sobre terapia de rehabilitación.

"Tengo que hacerlo porque de mí depende una hija de seis años, tengo mi academia que funciona en un lugar por el que debo pagar alquiler. Mi vida debe seguir", manifestó.

La apertura de plataformas en cuatro hospitales, según el INS, ha agilizado el traslado al Hospital del Trauma.

Tanto la CCSS como el INS reconocen, por aparte, el incremento en la siniestralidad por esta causa.

La CCSS prevé dar más de 42.000 atenciones a víctimas de accidentes de tránsito este año y pagar por eso casi ¢25.000 millones, que corresponderían a personas sin póliza o a asegurados a quienes se les agota la cobertura contratada al INS.

Esta institución, por su parte, tiene proyectado gastar más de ¢46.000 millones en atenciones. Un 65% de las víctimas, informó el Instituto, corresponde a motociclistas.

Vera Tenorio asegura que, al menos en los hospitales donde hay plataforma, gran parte de las personas que llegan son trasladadas el mismo día del accidente al Hospital del Trauma.

"En lo que va del año, el Hospital San Juan de Dios ha trasladado a 544 personas: 50% de ellas salieron el mismo día hacia el Hospital del Trauma; 25,4% tardaron un día en egresar, y un 10% tardó en promedio dos días. Solo un 4% tuvo que esperar tres días o más para llegar al hospital del INS", explicó Tenorio.

Las 220 camas del Hospital del Trauma pasan últimamente llenas debido al aumento de los accidentes de tránsito, especialmente, los protagonizados por motociclistas. ALBERT MARÍN (Albert Marin)

En el México, un 64% sale hacia Trauma el mismo día, y solo un 17% tarda un día. En el Calderón, por su parte, 22% son egresados hacia el INS el mismo día.

En el hospital de Alajuela, 27% sale el mismo día hacia La Uruca, y casi un 4% vive lo mismo que Camacho: cuatro días de espera para concretar su traslado.

Róger Arias, director de servicios auxiliares y salud del INS, confirmó que más del 95% de las víctimas de accidentes de tránsito están cubiertas con la póliza de ¢6 millones.

De ellos, solo un 5% pasan luego a la CCSS porque el monto no alcanza para los tratamientos que necesitan.

Para Carlos González, director del proceso transversal de servicios de apoyo, en el INS, la aplicación de la póliza debe pasar necesariamente por un trámite, que incluye la comprobación de que hubo un accidente y la valoración del presupuesto para confirmar que la póliza cubre todos los gastos.

"Lastimosamente, hay casos como el que usted nos descubre", reconoció González.

Los asegurados todavía no tienen consciencia sobre la importancia de tener una buena cobertura contra percances como los que frecuentemente suceden en las vías.

Se quedan solo con la mínima que da el marchamo, un límite de ¢6 millones que fácilmente se superan cuando se trata de hacer operaciones, someterse a rehabilitación y permanecer incapacitado varias meses mientras se completa la recuperación.

El INS cuenta con seguros autoexpedibles que permiten ampliar las coberturas a montos que alcanzan hasta los ¢20 millones.

La Nación intentó conversar telefónicamente con algún vocero de la CCSS para darle a conocer la situación de maltrato que alegan Rosario Camacho y Daniel Bustos, pero no fue posible.

Por medio de la oficina de prensa de esa institución, Mauricio Chacón, del área de protección al usuario, recomendó acudir a la dirección médica o a las contralorías de servicios de salud para plantear la queja.

Periodista de Salud. Máster en Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, España. Especializada en temas de salud.

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