Usar anestésicos tópicos y otros trucos para hacer que vacunarse duela menos

2021-11-29 09:43:47 By : Ms. Ashily Xiong

El miedo a las agujas es más común de lo que parece, y no solo entre los niños. Este miedo irracional a recibir una inyección se denomina tripanofobia y se estima que entre un 20 y un 25% de la población la padece. En un 10% de los casos se trataría incluso de una fobia que imposibilitaría la administración, por ejemplo, de una vacuna, ya que este hecho o solo pensar en ello podría provocar ataques de pánico.

La tripanofobia suele desaparecer cuando crecemos, pero si continúa hasta la edad adulta y es una fobia tan grande que nos impide recibir tratamientos tan importantes como una vacuna, lo mejor es acudir a un profesional de la psicología para abordar el problema.

Si es simplemente un miedo irracional, hay cosas que podemos hacer para superarlo. Uno de ellos es tomar medidas para aliviar el dolor que pueden causar las inyecciones, como el uso de anestésicos tópicos. Algunos de ellos se pueden aplicar incluso en bebés.

Para evitar el dolor de las inyecciones, existen anestésicos tópicos, cremas que, aplicadas aproximadamente una hora antes de la vacunación, adormecen la zona y previenen o reducen el dolor, algo que se puede ver incluso en los bebés, ya que reduce el llanto hasta en un 30%. de los casos.

Para aplicarlos correctamente, Aspen Pharma nos da algunos consejos,

• Aplicar la crema una hora antes de la punción.

• Cubra el área a tratar con un apósito impermeable al aire y al agua. En ausencia de un apósito, se puede cubrir con una película de plástico transparente. Esto facilita que la piel de esa zona no pierda agua por la transpiración, aumentando su hidratación. Cuanto más hidratada esté la piel, menor resistencia tendrá el anestésico a penetrar la epidermis y la dermis para llegar a las terminaciones nerviosas periféricas, bloquear el impulso nervioso y así prevenir la transmisión del dolor.

• La aplicación es fácil y puedes hacerlo tú mismo en casa antes de acudir a la cita con el profesional sanitario que nos va a poner la vacuna.

Estos tipos de cremas proporcionan anestesia que puede durar hasta 4 horas. Todo dependerá de la cantidad de anestésico aplicado y su concentración.

El más utilizado, que suele ser una combinación de lidocaína al 2,5% y prilocaína al 2,5% en crema, pero también existen otras concentraciones y presentaciones, como ambos principios activos por separado y presentados en pomada, pomada, spray, etc.)

En cuanto a los bebés, la más indicada es la lidocaína (EMLA) y se aplicará hasta un gramo - como máximo - por 10 cm2, es decir, 0,5 gramos en cada pierna. Aunque son completamente seguros de usar, la OMS, en el caso de los bebés, recomienda primero recurrir a otras formas de aliviar el dolor de la inyección en bebés y niños pequeños.

La aplicación de estas cremas es muy eficaz para evitar el dolor y pasar más tranquilo a recibir una inyección, pero existen otras técnicas y trucos que también ayudan. La Asociación Española de Pediatría, en su web En familia, nos da unas pautas para aliviar el dolor según la edad.

En bebés y recién nacidos:

• "Tetanalgesia". La lactancia materna antes, durante e inmediatamente después de la inyección proporcionará alivio, distracción y consuelo a los bebés. Esto funciona con bebés muy pequeños y con aquellos no tan pequeños que todavía están amamantando. Y es que la lactancia materna cumple una triple función: distracción, aportar algo dulce y el consuelo de los brazos de la madre.

• Regala algo dulce. En las unidades de neonatología, es común darles algo dulce a los niños cuando se someten a una prueba o se someten a algún tratamiento que pueda causar dolor. Se les puede administrar sacarosa con una jeringa o un gotero, por ejemplo.

• Contacto piel a piel o abrazos. Ya sea que esté amamantando o no, simplemente estar en los brazos de uno de sus adultos de referencia, a quien está apegado, le brindará tranquilidad y alivio.

• Técnicas de distracción. Como canciones, imágenes, una muñeca ...

En niños pequeños y mayores

• Preparación psicológica previa. El niño debe recibir una vacuna con anticipación, pero no más de un día antes para no generar demasiada ansiedad. Nunca debes engañarlo y decirle, por ejemplo, que nada le hará daño. En la tercera edad, podemos explicar en detalle cómo será el procedimiento e invitarlo a que nos haga todas sus preguntas.

• Técnicas de distracción. Podemos dejarlo ir con un juguete que le guste, globos, pompas, poner un video en su móvil, un videojuego o escuchar música en los ancianos ... Una técnica de distracción muy efectiva que usan las enfermeras es invitarnos a soplar mientras nos pinchan.

• Posición vertical. La mejor posición para recibir una inyección es erguido y sentado, nunca acostado o de pie. Esta posición combina las ventajas psicológicas de la posición erguida del tronco, con la prevención del peligro de mareos o desmayos.

Además de estas técnicas, podríamos utilizar un spray refrescante que adormezca la piel justo antes de que se administren las inyecciones. El hielo, aunque también podría ser una buena opción, es más engorroso de usar, sobre todo porque, al igual que el spray, debe aplicarse justo antes de la inyección, en la sala de espera o en la consulta.

Porque lo que sí recomienda el Comité Asesor de Vacunas de la AEP, es aliviar la inflación y el dolor local tras la vacunación, “el resfriado local, aplicado lo antes posible, reduce la intensidad y acorta la duración de estos síntomas. El frío se puede aplicar con “compresas frías” de hieleras de picnic o geles comerciales protegidas con un paño para evitar la congelación. El calor local siempre está contraindicado ”, afirman. 

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