En esta selección están muchos ganadores de la campaña de clásicas 

2022-10-09 18:14:13 By : Mr. Allen Bao

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Vamos rápido y directos sobre los nombres en los que fijamos nuestros ojos esta campaña de clásicas que rompe en la Het Nieuwsblad y nos va a tener en vilo hasta cerca de mayo, cuando el pelotón, o los trocitos que queden de él, atraviesen la meta del Boulevard de Lieja.

En este camino hemos marcado ocho ruedas, nuestro equipo titular de World Tour y hemos metido dos outsiders que no son unos desconocidos…

Empezamos por el que todo lo disputa y casi todo lo gana, Tadej Pogacar quien arriesga, y mucho, metiéndose en nuevos fregados.

Sabe que la historia gorda del ciclismo, más allá de amasar Tours, se rinde también en monumentos y este año defenderá corona en Lieja y Lombardía, al tiempo que se estrenará en San Remo y Flandes.

Para qué vamos a engañarnos, es un estreno que nos pone, y mucho, hablamos del dos veces ganador del Tour y verle en estos lodos, habla de su amplitud de miras.

No podemos desearle otra cosa que suerte.

Se dice que llega vacío de competición a Het Nieuwsblad, pero la experiencia me dice que éste no concurre si no está bien.

Es favorito a todo lo que compita, tan favorito que hasta nos da miedo, aunque a diferencia de otras veces su equipo sí que se ha reforzado con una columna vertebral potentísima: Benoot, Affini, Roosen, Eenkhoorn, Teunissen, Laporte y Van Hooydonck. 

Es un ciclista que en el mano a mano quizá no sea matador, Van Aert o Pogacar parecen superarle, pero tiene un algo, un sentido de la anticipación al frente de la manada, que le hace uno de los ciclistas más incómodos de manejar y por ende, muy querido por el espectador.

Entre sus parejas de baile, Kasper Asgreen parte con el listón muy alto pues llega con Harelbeke y Flandes en el zurrón.

Es un ciclista valiosísimo en estos terrenos, con una capacidad de medirse a los grandes, de tú a tú, sin complejos que abruma y eso, como Alaphilippe, con la manda a su lado.

Jasper Stuyven rompió en la pasada San Remo el techo de los monumentos pero a nadie se le escapa que de estar bien aspira a todo en el adoquín.

En el año mágico de Bahrain él fue la guinda, el matador de Roubaix y campeón de Europa.

Es zorro, mucho, pestoso muchas veces, pero sin duda sabe definir, aunque una duda nos asalta: ¿Conseguirá el estado de dulce que mantuvo el año pasad de julio a octubre?

Vamos con el séptimo, reclama nuestra atención Tom Pidcock en la primera sesión de clásicas que, si no me equivoco, va a ser entera.

La regularidad es su principal asignatura pendiente, ser sólido en más de una carrera durante un ciclo más o menos largo, pero si Pidcock tiene el día, cuenta con capacidad para desequilibrar e incluso decidir.

El octavo de la lista es el subcampeón de Roubaix, Florian Vermeersch, sabedores como somos que uno no llega a esos niveles por casualidad.

Ya no contará con la capacidad de sorprender, pero su motor y manejo en las piedras le dan un peso muy importante en una primavera en la que su equipo se juega seguir en la elite mundial.

Alberto Bettiol, ciclista muy irregular, que aparece y desaparece, pero que nos parece un tipo a temer si está realmente en forma, con ese estilo de rodar y desequilibrar carreras a su favor.

No le vemos favorito top, pero sí siendo una rueda a tener muy presente.

El último, un campeón del mundo en la historia, Mads Pedersen, un ciclista con capacidad de sufrir a rueda de los mejores y sacar la cabeza al final.

Es de la generación que ya domina el panorama, pero tiene una manera de hacer más clásica, nadar y nadar para llegar a la orilla y rematar.

Ya lo veis, ahí ha ido un 8 + 2 para esta campaña de clásicas que como siempre por estas fechas nos tiene casi sin dormir.

Imagen: A.S.O./Pauline Ballet

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El Puy de Dome es una de las grandes cimas de la historia del Tour de Francia que mantiene un halo de singularidad que, sólo por ello, la hace atrayente, al punto, que nos gustaría que esos rumores de vuelta para 2023 fueran ciertos.

La última vez que el lugar fue visitado por la Grande Boucle data ya de 1988.

Es decir, que si el Puy de Dome estuviera en el recorrido del Tour 2023, que conoceremos en unos días, no sin rumorología previa, habrán pasado 35 años de la última visita, en días de zozobra, con el positivo de Perico sobrevolando la carrera.

It's happening. Puy de Dome MTF in 2023 Tour de France. #TDF2023

(France 3 Auvergne/velowire message section) | 📷 wiki pic.twitter.com/Vv8Th43DVA

— ammattipyöräily (@ammattipyoraily) October 3, 2022

En ese tiempo, alguna vez, me pregunté por los motivos de su ausencia en la carrera, y el argumento militar siempre aparecía.

Recordar la mítica jornada de Angel Arroyo y Perico dominando la cronoescalada de 1983.

En el podcast que grabé con Ángel, en compañía con Jonathan Lastra, el abulense narraba con su mundial gracejo la experiencia en el reconocimiento de la subida en las horas previas de aquella gloriosa crono.

Que si se saltaron la valla, que si Echávarri se la jugó, todo tan bizarro como nostálgico de aquellos maravillosos años en los que un director de equipo podía conducir el coche sin camiseta y a grito pelado dar instrucciones a su pupilo.

El que nos abrió los ojos, en medio de la nebulosa de los estrellas del momento y las historias se contaban del lugar.

Las conquistas de Federico Martín Bahamontes en esa misma cima en el Tour que ganaría, imágenes del duelo Poulidor-Anquetil en la primera retransmisión en directo del Tour -ese día ganó Julio Jiménez- y la historia del puñetazo a Eddy Merckx.

Ojo que esos son los nombres y los antecedentes del lugar.

Si quitáramos Pirineos y Alpes, este lugar de la Auvernia sería la primera cima en la que pensáramos los amantes de la historia del Tour de Francia, incluso por delante del Ballon de Alsacia, y alguna otra de los Vosgos.

Como cuando subieron a Ocieres hace dos años o al Col du Granon éste, sólo por escuchar historietas pasadas del Puy de Dome el día de la carrera, me gustaría verlo en el recorrido del Tour 2023.

No es la primera vez que hablo del final de temporada del Movistar Team y de que forma la necesidad de mantenerse en el World Tour le ha empujado a cambiar el plan y la forma de correr.

El Giro della´Emilia ha sido la guinda a un ciclo de resultados y puntos que han venido a refrendar que este equipo necesitaba un calambre, la necesidad de cambiar el paso respecto a los dos primeros tercios de temporada.

La forma en la que Enric Mas se mete en la disputa de la carrera, como gesta el ataque final y acaba por dejar atrás a Tadej Pogacar, el coco de los cocos, es el aval que venimos tiempo comentando.

Lo decía ayer mismo, hay que arriesgar, hay que hacer la carrera desde adelante, hay que picar piedra y no correr como si fueras el favorito, cosa que además no lo son.

Vaya cambio de guión para los amigos de Enric Mas en twitter, aquí se le ha pegado caña, pero sin entrar en el insulto ni menosprecio, el cambio de tono ha sido tan brutal como la sorpresa que nos ha dado en la cima de San Luca.

Y aunque muchos crean que no, me alegro, y lo digo de verdad.

Que Movistar perdiera la plaza en el World Tour me parecía un locura, un desastre y así se lo hice saber a gente del equipo no hace tanto.

Ha hecho falta esa carencia de seguridad y acomodo para ponerse las pilas.

Al sprint que Enric Mas lanzó con sus puntos en la Vuelta a España se le añadieron las plazas de los garantes del calendario B, desde Lazcano a Gonzalo Serrano, pasando por Cortina y Aranburu.

El equipo ha pasado de ser monocorde, de correr como hace veinte años, a moverse en todos los escenarios, a pisar todos los tablaos y demostrarse que sí, que había madera para ello.

La forma de competir de Valverde y Enric en estas clásicas italianas de final de curso es lo que siempre había querido ver de los azules.

Esto no es un tema de presupuesto, es cuestión de mentalidad y plan, como han demostrado otros equipos más pequeños y con menos historia pero mucha más hambre, dígase DMT, Wanty y Alpecin, escuadras que no han sabido lo que significa la palabra agobio en esta historia.

Ahora cunde una pregunta entre la hinchada: ¿esta historia les empujará a cambiar la forma de correr en el futuro?

Yo no pongo la mano en el fuego, creo que el cambio les ha valido las dos cosas que mueven cualquier estructura en este negocio: ganarse el cariño de la afición y mantener la categoría.

Pero esto ha sido ahora, estas semanas y no sé si ya hasta finales de temporada, otra cosa será la siguiente y cuando vuelvan los objetivos «serios» para el equipo.

Si algo queda de este «romance», que sea, al menos ver a Enric disputar las Árdenas y esas cosas…

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La lucha por evitar el descenso del World Tour se clarifica al punto que a día de hoy, con pocas carreras ya por delante, Israel tiene todos los números para quedar fuera del máximo circuito.

La suya no es una situación sencilla además.

Leo que por su situación en la tabla tendría plaza en las clásicas, pero no en las grandes vueltas de 2023.

En este capítulo le cabría luchar por una «wild card», «palabro» bien aprendido en ciclismo que retrata la potestad del organizador en escoger quién quiere en su casa.

Hace unos días, el patrón del equipo Sylvan Adams dio la patada adelante, como se suele hacer en estos casos, hablando de lo injusto del sistema, de la absurdez de poner trabas a patrocinadores que vienen dinero en mano  y todas esas cosas.

Es decir, parece que se dio cuenta muy al final de esta historia de tres años que su posición peligraba: «Es un sistema que no funciona, que destruye equipos y es malo para este deporte».

Lo dice además de forma abierta, como lo han hecho otros managers implicados, desde Jonathan Vaughters a Eusebio Unzué.

A veces alucino cómo pueden hablar así y no sonrojarse

Es un sistema firmado hace años, que entró en vigor el año de la pandemia, que afectó a todos al mismo tiempo, y concluye ahora, en unas semanas.

Es un sistema que contó con el beneplácito de todos, también de los que hoy se escandalizan con su posible descenso.

Recuerdo ese podcast con Raúl Banqueri y Eduardo Chozas en el que el primero hablaba de la poca profesionalización de las estructuras ciclistas del máximo nivel.

En todo esto tenemos un ejemplo tangible de esa realidad.

Durante la Vuelta, corrió el bulo que se iba a congelar el ascensor de descensos y ascensos, por el bien de los equipos del WT.

Por suerte, de eso no hemos vuelto oír hablar, cambiar las reglas de la partida a final del juego habría sido aberrante, para los que sí se lo han tomado en serio desde el principio, para los aficionados y para la mínima justicia en este deporte.

Si Israel pierde la carta del World Tour, que piense cómo ha hecho las cosas, planteándose su entrada en el club a modo rodillo, fichando no pocas figuras, aunque entradas en años, que no han dado el valor colectivo que sí han conseguido bloques que merecen entrar en este circuito.

Por cierto, que para el año que viene, con la entrada en vigor del nuevo ciclo de tres temporadas, se anuncian cambios en el sistema.

Ahora que están a tiempo, los agobiados de último momento que metan el cazo en la reunión y mejoren el baremo, que es muy mejorable.

Entre otras cosas, las vueltas por etapas y las carreras del World Tour tendrán más peso, es cierto que hay que velar por carreras de otras categorías, pero nos ahorraremos el esperpento de ver equipos alinear sus mejores hombres en carreras simultáneas a la Vuelta a España.

No me produce especial placer ver a Israel fuera del Word Tour, ahí hay gente muy maja compitiendo, pero la vara de medir ha sido justa para todos y ha dado un resultado que hay que admitir.

Imagen: A.S.O./Pauline Ballet

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