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Forma parte de un ritual: Rafa Maymó , fisioterapeuta y buen amigo de Rafa Nadal, se sienta con él en el vestuario minutos antes de salir a la pista. Poco a poco, con la concentración que requiere tocar un objeto de culto protege con esparadrapo los dedos de la mano izquierda del balear: la primer falange del dedo índice, la últimas del corazón y el meñique y la segunda del anular. Aunque a veces tenga que salir para quitarle algunos apósitos porque solo el índice requiere protección. Alguna vez también la derecha requirió de estos vendajes, como en el US Open de 2011 -cuya final perdió contra Novak Djokovic . Lo que comenzó como una cura de urgencia y prevención, el número 1 del mundo lo ha asumido como parte de sus rutinas de campeón.
«Comencé a usarlas en 2009, más o menos. Mi piel es muy sensible y con los cambios de temperatura la empuñadura me produce más rozaduras. Es un problema que siempre está ahí. A veces parece que está mejor, pero siempre vuelve. Me ayuda a sentir mejor la raqueta y la pelota», explicaba cuando «todavía» no había ganado su séptimo Roland Garros -ahora tiene nueve -. No todos los tenistas necesitan de estas tiritas para protegerse la piel, pero el modo en el que Nadal agarra la raqueta le provoca un roce mayor que al resto de jugadores que pueden convertirse en ampollas. Para prevenir el mal, las tiritas ya son parte de la fisonomía de Nadal.
Ejemplo claro de la sensibilidad que tiene el de Manacor en las manos no es solo la capacidad que tiene de enviar la pelota donde su cabeza dice, sino un agujero que se produjo en el Abierto de Australia a principios de año. «No duele», repetía en las ruedas de prensa tocándose el «cráter» que le salió en la mano en el encuentro ante Grigor Dimitrov y que le provocó dudas a la hora de sacar: «Pierdo fuerza en el saque porque tengo la sensación de que se me va a escurrir la raqueta».
Ya apenas se recuerdan fotos del manacorense sin las tiritas en las manos. No las lleva por gusto, ni por hacer publicidad -aunque ha unido su nombre a la marca de apósitos medicinales Mueller - Aunque no le den más fuerza ni más control de la pelota, no le ha ido nada mal llevarlas durante estos últimos años a tenor de todo el palmarés que ha acumulado con ellos como principales sufridores de la intensidad de su juego.
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